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No cabe duda de que los cambios de estación traén consigo inevitables transformaciones tanto en el ambiente como en nuestros hábitos de vida. Se ha podido confirmar que para la mayoría de la población, el paso del verano al otoño es el trance más difícil, pues suele coincidir con el final de las vacaciones, la vuelta a la rutina, la llegada de las bajas temperaturas y la disminución de las horas de luz y del frío, unido a la reducción de las horas de luz durante el otoño e invierno, afloran las depresiones estacionales.
Cuando en la madrugada del pasado de 29 al 30 octubre tuvimos que retrasar el reloj para adaptarnos al horario de invierno, pareció que con este gesto dábamos paso a un curioso proceso que, año tras año y coincidiendo con la entrada de la estación fría, se traduce para los humanos en cambios en el estado psicofísico y conductual.
Cuando en la madrugada del pasado de 29 al 30 octubre tuvimos que retrasar el reloj para adaptarnos al horario de invierno, pareció que con este gesto dábamos paso a un curioso proceso que, año tras año y coincidiendo con la entrada de la estación fría, se traduce para los humanos en cambios en el estado psicofísico y conductual.
Hay una constatación científica de que la luz y las condiciones meteorológicas tienen gran influencia en nuestro estado de salud. En estos días la temperatura tiende a descender y ocasiona diversos cambios en nuestro sistema defensivo, desarrollando con mayor facilidad enfermedades en nuestro cuerpo, tales como: Gripe, tos, dolor articular, dolor de oídos y garganta, bronquitis, neumonía, entre otras, pero especialmente sobre la mente.
Con el invierno nos invade también la tristeza y en ocasiones cunde el desánimo hasta niveles patológicos, y es en estos casos cuando los especialistas comienzan a hablar de Trastorno Afectivo Estacional (TAE). En este sentido, el Prof. D. Antonio Bulbena, catedrático de Psiquiatría de la Universidad Autónoma de Barcelona y director del Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones del Hospital del Mar, dice: "las estaciones, la meteorología y la luz inciden sobre la salud humana, especialmente la mental”.
Los síntomas del TAE pueden ser leves, graves o de grado intermedio. Los síntomas más leves interfieren menos con la capacidad de la persona de participar en las actividades cotidianas, pero con los más graves el asunto se torna más serio. Según explica el doctor Iñaki Ferrando, director de Comunicación Médica de Sanitas, el TAE o depresión estacional está clasificado dentro de los síndromes depresivos y sus síntomas son similares a los de la depresión común - las sensaciones de depresión empeoran, generalmente, por la tarde y en la noche-, entre los que se encuentran la fatiga o cansancio inusual sin razón aparente, falta de interés por actividades antes reconfortantes, aislamiento social, y deseo exagerado por alimentos con un alto contenido en carbohidratos (dulces), lo que en muchas ocasiones implica aumento de peso.
Por lo indicado, es recomendable adoptar algunos consejos para sobrellevar de mejor manera el invierno: No desatender la protección solar -los rayos de sol pueden quemar la piel durante esta época del año-; evitar cambios bruscos de temperatura -los extremos de temperatura son perjudiciales en esta época del año-: mantener y reforzar los hábitos de higiene -en invierno, los virus que causan los resfríos y la gripe circulan con mayor frecuencia y la tasa de contagio aumenta por el hecho de estar en ambientes cerrados y mal ventilados-; cuidar de la alimentación -en invierno, el cuerpo necesita más calorías para afrontar el frío, lo cual suscita la probabilidad de aumentar de peso durante la temporada. Para evitar esta situación, es recomendable mantener los horarios de alimentación, modificar la temperatura de las comidas con alimentos tibios y añadir a la dieta una variedad para aumentar la ingesta de vitaminas A, C Y D mediante los alimentos apropiados (cítricos, verduras de hoja, lácteos, etc). La vitamina A evita la resequedad del cutis y las grietas en los labios. Por su parte, la vitamina C ayuda a aumentar las defensas y a prevenir resfriados-; Adecuar la indumentaria -el consejo más práctico es vestirse en capas (técnica "cebolla") para poder mantenerse secos y calientes-Cuidar el estado de ánimo -los meses de frío representan para muchos tiempos de tristeza, de depresión, -algunas personas son diagnosticadas con el denominado TAE- por eso, es importante mantener una actitud y una disposición mental positiva.
Por lo indicado, es recomendable adoptar algunos consejos para sobrellevar de mejor manera el invierno: No desatender la protección solar -los rayos de sol pueden quemar la piel durante esta época del año-; evitar cambios bruscos de temperatura -los extremos de temperatura son perjudiciales en esta época del año-: mantener y reforzar los hábitos de higiene -en invierno, los virus que causan los resfríos y la gripe circulan con mayor frecuencia y la tasa de contagio aumenta por el hecho de estar en ambientes cerrados y mal ventilados-; cuidar de la alimentación -en invierno, el cuerpo necesita más calorías para afrontar el frío, lo cual suscita la probabilidad de aumentar de peso durante la temporada. Para evitar esta situación, es recomendable mantener los horarios de alimentación, modificar la temperatura de las comidas con alimentos tibios y añadir a la dieta una variedad para aumentar la ingesta de vitaminas A, C Y D mediante los alimentos apropiados (cítricos, verduras de hoja, lácteos, etc). La vitamina A evita la resequedad del cutis y las grietas en los labios. Por su parte, la vitamina C ayuda a aumentar las defensas y a prevenir resfriados-; Adecuar la indumentaria -el consejo más práctico es vestirse en capas (técnica "cebolla") para poder mantenerse secos y calientes-Cuidar el estado de ánimo -los meses de frío representan para muchos tiempos de tristeza, de depresión, -algunas personas son diagnosticadas con el denominado TAE- por eso, es importante mantener una actitud y una disposición mental positiva.