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Por todo ello, sería conveniente conocer alguna forma de poderse ayudar de
un modo positivo y eficaz, para vivir de una manera más
saludable la próxima fase de frio, sobre todo, si estamos sufriendo alguna
enfermedad, como las indicadas, cuando se resiente en su proceso doloroso. Por
eso, es necesario conocer lo que se denominan Hábitos
saludables, indiquemos algunos:
·
Salir de paseo pero bien abrigado –ropa
cálida y de abrigo; usa calcetines de lana, guantes y gorra o sombrero- sobre
todo con ánimo y vitalidad. ¡Hay que andar y respirar aire puro!. En horas que
no sean de digestión y cuando la temperatura ambiental este más suave. Desde
luego, al caminar se mejora la circulación, mejor, si se camina diariamente,
por terreno llano, llevando una marcha rítmica, algo más lenta al principio.
Utilizar zapatos cómodos de punta ancha. Al volver del paseo, masajear los pies y piernas con una crema hidratante,
empezando siempre desde los pies y siguiendo por las piernas y muslos.
·
Alimentarse bien, con una comida sana
y saludable, pero sin exceso, rica en frutas (vitamina C), -es la época de las
naranjas y otros cítricos-. verdura y pescado. Así, de una manera natural se
aumentan las defensas. No tomes alcohol ni fumes. Los medicamentos que te ha
recetado el médico para tus dolencias, -seguirse la pauta establecida- y no
automedicarse. En ciertos casos algunos alimentos interfieren en algunos
medicamentos –caso de los anticoagulantes- o incrementan el colesterol –caso de
los embutidos- o suben el nivel de
azúcar –caso de los dulces- (consulta con tu médico). Controla tu peso.
·
Hacer ejercicios de
relajación todos los días (por ejemplo: ejercitar la mente -pensar en cosas positivas,
leer- etc- Ejercicios respiratorios –respirar de un modo natural y controlado;
ejercitar el diafragma y potenciar el abdomen con espiraciones lentas y
profundas. Aprende a toser y a expectorar bien -. Ejercicios de estiramiento
–si la edad y la situación psicofísica lo permite- mover, bajo control, todo el
cuerpo y hacerle vibrar para recuperar las energías perdidas y así subir las
defensas.
·
No dejar enfriar el
cuerpo: Evitar las exposiciones prolongadas al frío y los cambios bruscos de
temperatura. No beber alcohol como remedio para calentarse. Tomar baños
calientes de piés y meterse en la cama con buenas mantas o edredones. Para
quitarse el frío no arrimaerse mucho a las fuentes de calor, sobre todo si son
estufas o braseros – los riegos incendio, quemaduras e intoxicación son muy graves-.
·
Es conveniente que
cuando uno se sienta enfermo, ir al médico, para que haga el estudio pertinente,
ponga el tratamiento oportuno y nos oriente en caso de:
·
Gripe. En una persona de edad o con una salud
comprometida –las defensas estan disminuidas- puede llegar a ser grave.
·
Catarro. Un catarro mal curado puede convertirse
en bronquitis y ésta en neumonía o pulmonía. No hay que arriesgarse, las
consecuencias pueden ser muy graves.
Siempre, pero especialmente
en estos casos, ventilar bien la casa, abriendo las
ventanas durante unos 15 minutos por la mañana para ventilar y dejar que entre
el aire. Si al llegar la noche el ambiente está cargado volver hacerlo. Evita
que la habitación se reseque -por la calefacción- en exceso, poner algún
cacharro con agua. Recuerda que hay que aprende a respirar, mover el diafragma,
potenciar el abdomen y, también, a toser y expectorar bien.
En
resumen. En la época de otoño, especialmente en la de invierno se sale poco de casa,
lo que más apetece estar en la butaca viendo la televisión y sintiendo como las
gotas de lluvia acarician el cristal de la ventana, o, si se está “malito” en
la cama bien abrigado. Lo queramos ver o no existe el peligro, en algunos
casos, por la dolencia que nos acoge, de una inmovilidad excesiva. En estos
casos, las articulaciones y los músculos que no trabajan se atrofian y pueden
conducir a un deterioro progresivo y en algunos casos a la invalidez. Por todo
lo indicado, ¡no hay que renunciar a pasear!. Si las circunstancias o el tiempo lo impiden, caminar
por dentro de casa y realizar actividades de la vida doméstica, pero controlar
el tiempo y descansar. Desde luego, si es posible, y sobre todo cuando hace mal
tiempo invitar a algún familiar o amigo a que venga a casa y así estar
acompañado. Relacionarse con otras personas con sintonía y buena onda da
bienestar. También se puede hablar con ellos por teléfono, escribirles y, alguna
vez, si es posible, reunirse.
No hay que olvidarse de los hábitos
saludables, pues son la manera más natural, positiva y eficaz para vivir en un
estado de mayor salud y bienestar.
Espero que, en lo posible, se retome
de nuevo la actividad, de una forma relajada y saludable, para vivir el otoño e
invierno próximo.
Bien
llegados y un abrazo a todos.