jueves, 18 de septiembre de 2014

¿QUIÉNES SON LAS PERSONAS METEOROSENSIBLES?

Son las personas sensibles a los cambios meteorológicos o climáticos -no solo lo observa el propio individuo también el profesional que lo trata-. A este respecto, es necesario reflejar que muchas veces hemos oído comentar a algunas personas “mañana llueve”, son las que sufren dolores articulares –caso de padecer artritis, artrosis, fibromialgia, síndrome pospolio, etc.- que con la entrada del frio, –otoño y más concretamente en invierno- se resienten más frecuentemente y con mayor agravamiento de su sintomatología no solo a nivel físico, sino también a nivel mental –caso de la depresión- y conductual –terminan por ir perdiendo las relaciones con sus familiares, amigos y conocidos –de alguna manera se van aislando, entrando en una situación de “desesperanza”. Existen estudios científicos, realizados al efecto, que demuestran que las condiciones meterológicas o climáticas y la luz influyen sobre nuestra salud de una manera positiva cuando ayudan a conservar la salud, o de una manera negativa, cuando se pierde, enfermamos.
Por todo ello, sería conveniente conocer alguna forma de poderse ayudar de un modo positivo y eficaz, para vivir de una manera más saludable la próxima fase de frio, sobre todo, si estamos sufriendo alguna enfermedad, como las indicadas, cuando se resiente en su proceso doloroso. Por eso, es necesario conocer lo que se denominan  Hábitos saludables, indiquemos algunos:
·       Salir de paseo pero bien abrigado –ropa cálida y de abrigo; usa calcetines de lana, guantes y gorra o sombrero- sobre todo con ánimo y vitalidad. ¡Hay que andar y respirar aire puro!. En horas que no sean de digestión y cuando la temperatura ambiental este más suave. Desde luego, al caminar se mejora la circulación, mejor, si se camina diariamente, por terreno llano, llevando una marcha rítmica, algo más lenta al principio. Utilizar zapatos cómodos de punta ancha. Al volver del paseo, masajear los  pies y piernas con una crema hidratante, empezando siempre desde los pies y siguiendo por las piernas y muslos.
·     Alimentarse bien, con una comida sana y saludable, pero sin exceso, rica en frutas (vitamina C), -es la época de las naranjas y otros cítricos-. verdura y pescado. Así, de una manera natural se aumentan las defensas. No tomes alcohol ni fumes. Los medicamentos que te ha recetado el médico para tus dolencias, -seguirse la pauta establecida- y no automedicarse. En ciertos casos algunos alimentos interfieren en algunos medicamentos –caso de los anticoagulantes- o incrementan el colesterol –caso de los embutidos- o  suben el nivel de azúcar –caso de los dulces- (consulta con tu médico). Controla tu peso.
·     Hacer ejercicios de relajación todos los días (por ejemplo: ejercitar la mente -pensar en cosas positivas, leer- etc- Ejercicios respiratorios –respirar de un modo natural y controlado; ejercitar el diafragma y potenciar el abdomen con espiraciones lentas y profundas. Aprende a toser y a expectorar bien -. Ejercicios de estiramiento –si la edad y la situación psicofísica lo permite- mover, bajo control, todo el cuerpo y hacerle vibrar para recuperar las energías perdidas y así subir las defensas.
·     No dejar enfriar el cuerpo: Evitar las exposiciones prolongadas al frío y los cambios bruscos de temperatura. No beber alcohol como remedio para calentarse. Tomar baños calientes de piés y meterse en la cama con buenas mantas o edredones. Para quitarse el frío no arrimaerse mucho a las fuentes de calor, sobre todo si son estufas o braseros – los riegos incendio, quemaduras  e intoxicación son muy graves-.
·     Es conveniente que cuando uno se sienta enfermo, ir al médico, para que haga el estudio pertinente, ponga el tratamiento oportuno y nos oriente en caso de:
·     Gripe. En una persona de edad o con una salud comprometida –las defensas estan disminuidas- puede llegar a ser grave.
·     Catarro. Un catarro mal curado puede convertirse en bronquitis y ésta en neumonía o pulmonía. No hay que arriesgarse, las consecuencias pueden ser muy graves.
          Siempre, pero especialmente en estos casos, ventilar bien la casa, abriendo  las ventanas durante unos 15 minutos por la mañana para ventilar y dejar que entre el aire. Si al llegar la noche el ambiente está cargado volver hacerlo. Evita que la habitación se reseque -por la calefacción- en exceso, poner algún cacharro con agua. Recuerda que hay que aprende a respirar, mover el diafragma, potenciar el abdomen y, también, a toser y expectorar bien.
          En resumen. En la época de otoño, especialmente en la de invierno se sale poco de casa, lo que más apetece estar en la butaca viendo la televisión y sintiendo como las gotas de lluvia acarician el cristal de la ventana, o, si se está “malito” en la cama bien abrigado. Lo queramos ver o no existe el peligro, en algunos casos, por la dolencia que nos acoge, de una inmovilidad excesiva. En estos casos, las articulaciones y los músculos que no trabajan se atrofian y pueden conducir a un deterioro progresivo y en algunos casos a la invalidez. Por todo lo indicado, ¡no hay que renunciar a pasear!. Si las  circunstancias o el tiempo lo impiden, caminar por dentro de casa y realizar actividades de la vida doméstica, pero controlar el tiempo y descansar. Desde luego, si es posible, y sobre todo cuando hace mal tiempo invitar a algún familiar o amigo a que venga a casa y así estar acompañado. Relacionarse con otras personas con sintonía y buena onda da bienestar. También se puede hablar con ellos por teléfono, escribirles y, alguna vez, si es posible, reunirse.
          No hay que olvidarse de los hábitos saludables, pues son la manera más natural, positiva y eficaz para vivir en un estado de mayor salud y bienestar.
          Espero que, en lo posible, se retome de nuevo la actividad, de una forma relajada y saludable, para vivir el otoño e invierno próximo.
                                                 Bien llegados y un abrazo a todos.