miércoles, 18 de enero de 2017

COMO AYUDA LA ESPIRITUALIDAD A MEJORAR Y CURAR.


Por su actual interés en cuanto al tema de la espiritualidad como ayuda en el tratamiento paliativo y a petición de un buen amigo, interesado sobre esta problemática, retomo mi anterior reseña publicada el 12 del pasado mes de mayo 2016, “introducción al tema de la espiritualidad y salud” y amplio su contenido con los siguientes conceptos: realidad, energía, salud, tratamiento paliativo y espiritualidad, con objeto de facilitar la comprensión del  nexo de unión que facilita su interrelaciones para conseguir alcanzar la curación a nivel global u holístico.
·  Realidad. Desde el conocimiento científico. La ciencia  es un método tendente a encontrar en sus experimentos lo que esperan ver, tocar o manipular que consideran como realidad y verdad, pero en si misma, no es verdad inmutable ni realidad global, debido a tanto la verdad como la realidad, se existen también fuera del laboratorio, circunstancia que los científicos olvidan, con demasiada frecuencia. Así pues, se llega a la conclusión de que la realidad tiene un sentido amplio o global y no reducido o local. Planteada la cuestión, cabría preguntarse ¿La verdad científica es la única realidad?, recordemos lo que dice Paúl Watzlawick -filólogo, filósofo y psicólogo austríaco, fue uno de los más grandes teóricos de la comunicación: escribió 22 libros que fueron traducidos a más de 80 idiomas y un sinfín de artículos científicos y de divulgación: murió a los 85 años en Palo Alto, California- que dijo: “La creencia de que la realidad que uno ve es la única realidad, es la más peligrosa de todas las ilusiones”. Pero, la realidad a la que menos se refieren es: “El ser humano es un ser energético, es una unidad, única y diferente de los demás seres humanos, pero, como los demás, configurada por dos abstracciones mente y cuerpo necesitando la energía como elemento consubstancial a su propia naturaleza, para vivir y llevar a cabo todos sus procesos en dichas abstracciones y proyectarla hacia el exterior a través de una conducta interrelacional  de tipo adaptativo.
·     Energía. La energía es, por lo tanto, lo fundamental para la vida humana y para todo ser vivo que habita en este Universo o Cosmos y para sus interrelaciones. Ello es posible, gracias a que somos capaces, de de crear “nexos sutiles de unión energética” que sintonizan con los emanados por los demás seres, por el mundo en que vivimos y por Dios. En esta relación se manifiesta el estado de salud o enfermedad en que se encuentra cada ser humano, en un momento determinado, en su vivir diario.
·     Salud. Es la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) la que ha definido la Salud: “la salud es el estado de equilibrio a nivel mental,  físico y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedad”. Si nos fijamos en el término equilibrio lo asociaremos a la energía, pues el equilibrio es un proceso y por tanto, para que se produzca, a cualquier nivel, dice la ciencia es necesario la presencia de energía. En este sentido, se puede decir que cuando el ser humano puede mantener ese equilibrio, para poder vivir y relacionarse, su energía se encuentra a su nivel óptimo y circula libremente por todo el ser, es síntoma de salud; caso contrario, lo es de enfermedad.  Por ello, la energía, de acuerdo con lo indicado, debería de ser tomada en cuenta al analizar la situación de salud y tratar la enfermedad.
·  Tratamiento paliativo. Los cuidados paliativos deben comenzar en las fases tempranas del diagnóstico de una enfermedad (Estrategia en Cuidados Paliativos. Sistema Nacional de Salud. Madrid: Ministerio de Sanidad y Consumo; 2007), pero no ser objeto exclusivo en fase terminal (Institute for Clinical Systems Improvement (ICSI). Heath Care Guideline: Palliative Care. Bloomington (MN): Institute for Clinical Systems Improvement (ICSI); 2007). Nos encontramos, como siempre, ante el  dilema entre “curar” y “cuidar”: Curar es simplemente postponer y retrasar lo inevitable, y cuidar es no abandonar hasta el final de lo inevitable. Tradicionalmente, el arte de curar ha adquirido una notoriedad muy superior a la acción de cuidar, pero resulta evidente que en una concepción holística de la salud, curar y cuidar tienen que ir juntos para tratar y cuidar adecuadamente al enfermo; por ello, se impone la tarea de pensar en esta praxis desde el comienzo del tratamiento.
·     ¿Qué es la espiritualidad? La conclusión a la que se ha llegado, por los estudios de investigación llevados a cabo, en centros médicos, altamente cualificados en el área de la salud, es: “la espiritualidad se convierte en una poderosa fuerza capaz de ayudarnos a superar la enfermedad”. (Es la propia OMS la que hace referencia a este concepto al completar la definición de salud, añadiendo a la misma la dimensión espiritual. En la cuarta edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales -DSM-IV- se reconoce a la religión y la espiritualidad como fuente de soporte emocional ante el estrés). Desde la perspectiva energética, la espiritualidad es una manifestación energética que posibilita que todo nuestro ser no solo viva, también que se relacione, armoniosamente con su entorno y con los demás seres. Así, incluso, por lo demostrado en dichos estudios, la espiritualidad se convierte en una poderosa fuerza, que hacen que nuestras emociones y pensamientos puedan vibrar, para que,  rápidamente, sean traducidas por el cerebro en un lenguaje neuroquímico de potenciales eléctricos y neuropéptidos, que modifican directamente la actividad celular y activan los sistemas defensivos, capacitando al individuo a hacer cambios positivos en la evolución de su enfermedad y su forma de vivirla con los demás.
Ante lo expuesto y su manera de relacionarse, el profesional de la salud  ya no puede correr el riesgo de perder de vista la globalidad de la persona que atiende y reducirla a un simple órgano, a una parte del todo. En este sentido, tiene que tener en cuenta: “el ser humano, la persona, es una unidad energética, configurada por dos abstracciones la mente y el cuerpo, en equilibrio –como dice la OMS-; es decir, en intima relación y armonía”. Por tanto, debe de utilizar un tratamiento global u holístico –energía, espiritualidad,  mente-cuerpo y sociedad- A este respecto, dice M. Scheler -fue un filósofo alemán, de gran importancia en el desarrollo de la fenomenología, la ética y la antropología filosófica, además de ser un clásico dentro de la filosofía de la religión-: “no debemos olvidar que el ser humano es espiritual, libre y autónomo”. Además,  como ya se ha comentado, existe, en la actualidad una demanda social, en los aspectos paliativos de la medicina, no solo en la fase terminal –fallecimiento- sino como un continuum a lo largo del proceso. Con la ayuda de la espiritualidad, de alguna manera, podemos llegar a que entramos atencionalmente en nuestra mente -Mindfulness- y la potenciamos, para alcanzar un nivel mental tan sutil que nos facilita acceder al nivel superior de energía, es un estado trascedente de unión con el Todopoderoso, como medio de ayuda para mejorar y alcanzar un estado de mayor salud y bienestar para uno mismo y para los demás.
Como vemos, la espiritualidad, tiene su impacto vibracional, en el mundo físico, lo que lleva a comprender que nuestras creencias, tienen más influencia en nuestra salud de lo que suponemos. De alguna manera¸ “si creemos que algo nos hace mal, así será; por el contrario si creemos que algo nos hace bien, así será también”.
Se dice a nivel científico que todo nuestro ser esta limitado por la piel -La piel es tan solo un tejido material y visible que nos delimita con el exterior y con los demás seres-; pero, lo cierto es que por la energía, tejido inmaterial y no visible, no lo estamos. Esto, sencillamente, es lo permite al cuerpo funcionar a nivel global para relacionarse y desarrollarse como organismo vivo, pongamos el ejemplo de una de las células -unidad material energética por tanto viva- que le configuran; observamos que cada una de ellas, está limitada por su membrana plasmática que es permeable y dinámica y que mantiene un intercambio de energía vital con su entorno. Lo mismo ocurre, a nivel global, pues, recordemos que el ser humano dispone de ciertos sentidos, unos externos ojos, oídos, gusto, olfato y piel, encargados de captar las manifestaciones energéticas visual, auditiva, gustativa, olfativa y térmica /emocional, respectivamente y otros internos que son los encargados del equilibrio –cerebelo- y de ajustarnos a los ritmos de 24 horas (ritmo circadiano) –glándula pineal- manifestaciones electromagnéticas, para poder satisfacer equilibradamente, sus necesidades energéticas adaptativas a su entorno de una manera saludable; es decir, equilibrada, tanto de día como de noche.
          Esperando que esta exposición haya sido de interés para el lector y, para no hacer demasiado extensiva la exposición, se indica que para los interesados en el tema de la espiritualidad como ayuda positiva y eficaz en la salud/enfermedad y quieran ampliar datos sobre lo expuesto pueden solicitardo dejando el correspondiente comentario