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Espero que le guste al igual que al
lector que la lea ahora, así, podré tener ésta Navidad más amigos.
Comienzo:
Ya es Navidad. Hay luces de colores
por las calles, suenan los villancicos, se anuncia el belén, los
turrones, los polvorones, los juguetes, la llegada de los Reyes Magos, de Papa
Nöel... y brindar por el nuevo año. ¿Volvemos a soñar y a creer en
la Navidad como un “sueño mágico”?.
De verdad, podemos preguntarnos la ¿Navidad es un sueño mágico?. En
algunos aspectos lo parece. Lo parece en el sueño mágico del niño que espera un
juguete de “Reyes Magos”, de “Papa Nöel”. Sueño de los padres que esperan la visita
del hijo que viene de lejos, para verles en estas fechas. Para el escolar
que espera un premio por sus esfuerzos. Sueño es la magia del amor o de la
amistad que impulsan a sentirnos más unidos al festejar la Navidad.
Sueño es el amor que se pone al mirar, aunque sea de lejos, al ser
amado…. Sueño es dedicación entrega de los padres, abuelos, para atender a sus
hijos y nietos… también lo son, por ejemplo, las velas de aniversario, el
primer sueldo, las llaves del primer piso, el nacimiento de nuestro hijo, un
viaje inolvidable, el beso y el abrazo del reencuentro con el ser amado, hallar
sentido a la soledad, al desamor, a la ausencia, al desapego, encontrarse uno a
si mismo, la salud para el enfermo y la energía como remedio. Sin embargo, para
algunos la Navidad, no tiene ese matiz de “sueño mágico”, se reduce solo a la
vivencia emocional de ese momento.
La Navidad es, por tanto, un sueño
mágico, hecho ilusión y esperanza de vivir unos días inolvidables. Si la
esperanza es lo último que se pierde, lo mismo ocurre con la magia, que viste
la creencia en los sueños que, si desapareciesen, en cada uno de nosotros se
acabaría la alegría, ilusión y las ganas de vivirla.
He de indicar, que siempre he estado
aferrado a la esperanza y a mis sueños y puedo decir que la mayoría de ellos
los he podido hacer realidad. ¡Cómo cuesta llegar a sentir que los
ideales soñados se van cumpliendo! Cuesta, sencillamente, porque dependen de
nosotros, de nuestro trabajo, de nuestra fuerza, de nuestra energía, pero sobre
todo del amor que ponemos. ¡Es cierto! ¿verdad ?. Y, a pesar de ello, no
dejamos de soñar y cultivar, en lo profundo de nuestras mentes, esas
ilusiones, esas metas que con la magia, algún día se harán realidad.
¡Pon a volar tu imaginación, sueña en esta
Navidad! Al soñar comprenderás el potencial que hay en ti y lo que puedes
hacer, ¡Claro!, si quieres hacerlo. No olvides que los sueños nos han
acompañado y acompañaran siempre durante toda nuestra vida, -sueños tuvimos de
pequeños, sueños de juventud, sueños de pareja, con el trabajo, con superar los
exámenes, con conseguir el éxito, con llegar a mayor-. ¿Será que en la vida
todo son sueños y que los sueños nos hacen vivir de nuevo?. “Los sueños, sueños
son” como decía Calderón de la Barca, clásico de la Literatura Española, en su
libro “La vida es sueño”.
Tu mente es esa mágica lámpara que
convierte en realidad los deseos. ¡Enciéndela! y… ¡Pon a volar tus sueños! en
esta Navidad.
Un año más se acercan las fiestas.
Tanto los niños como los abuelos, padres y adultos se adentran en un mundo
lleno de ilusión y fantasía. Pensemos de nuevo con las luces de las calles, de
los escaparates de los grandes almacenes, la Cabalga de Reyes, la foto con el
Rey Mago, o con Papa Nöel o el estar de vacaciones, recibir regalos, etc.
Parece ser todo muy positivo, pero muy material y dejando a un lado lo
espiritual, como si no tuviese valor, como si todo aquello que representa -el
cariño, el aprecio, el deseo, la esperanza, el buen entendimiento, entre otros
valores-, no fuese realmente la causa de que se lleve a efecto la entrega
material, el regalo. Por eso, yo digo, que para vivir la
Navidad , hemos de “ser como niños”.
Es realmente positivo, que sepamos
creer y hacer que se crea en la ilusión, en la magia, así, desde esta
perspectiva, podremos llegar a inculcar que a través de ella, se puedan cumplir
ciertos compromisos de entrega, de amor, de armonía y de paz.
Hemos de ser capaces, en estas fechas
de ser personas, de emocionarnos, de sentirnos, de querernos y de querer a los
demás, sin distinción.
(extraído
de mi libro “Lecturas para reflexionar: como potenciar tu mente” para desearte que vivas unas Navidades llenas
de magia, amor y felicidad.)