En su momento, ya escribí sobre el “fracaso escolar”, una
entrada en mi blog, bajo el título “Aprender para el éxito, no para fracaso: el
fracaso escolar”, publicada con fecha 15 de
mayo 2015. Ahora aprovecho para hacerlo,
aunque sea brevemente, como connotación a lo allí expuesto, sobre el “absentismo
escolar” y su problemática.
Desde luego, en la problemática del
“fracaso escolar” como en la del “absentismo escolar”·, están cada vez más de
actualidad; porque juegan un papel
activo, pero con efectos negativos, en:
· El alumno:
irritabilidad, falta de atención y concentración, insomnio, ansiedad, depresión,
puede sufrir bullying e
incluso llevarlo a la muerte.
· La Familia: deterioro
de las relaciones familiares, maltrato a los padres, hermanos y abandono del
hogar.
· Del propio colegio.
Formativo educacional: bajos rendimientos académicos que le
lleva al fracaso escolar, al absentismo escolar y al abandono.
· La propia sociedad:
conducta marginal: consumo de drogas y/o dependencia a las nuevas tecnologías,
delincuencia, violencia, etc.
Por todo ello, no podemos referirnos
al absentismo escolar como un fenómeno simple y monocausal sino que hay que
contextualizarlo como “un fenómeno sociológico multicausal” o “multidimensional”
que requiere, se consideren también, los determinantes estructurales de las
desigualdades sociales y escolares”; es decir, debe de ser estudiado,
analizado, diagnosticado y tratado teniendo en cuenta una perspectiva global u
holística, como ya se expuso con el “fracaso escolar”. Planteada así la cuestión, lo que se hace la siguiente pregunta
¿Qué se da primero el “fracaso escolar” o “el absentismo escolar”, y, si es
así, el segundo es causa del primero? Otra
de las dificultades que nos encontramos en este planteamiento, y que tiene que
ver con la aproximación conceptual al fenómeno del absentismo escolar, es que
muchos conceptos de naturalezas similares, tienden a confundirse con esta
problemática, caso del abandono escolar.
En nuestra sociedad del conocimiento,
el absentismo no se trata con la frecuencia que se requiere, pues es de suma
importancia, para la formación e integración del estudiante en la vida laboral
y social.
Casi todos los autores
coinciden en que el absentismo escolar hacer referencia a falta de asistencia
al centro escolar, pero este concepto presenta grandes matices en función a las
causas y contextos en los que se lleva a terminó; así se considera absentista al
“alumno que presenta faltas no justificadas al centro que no son explicadas ni
autorizadas por sus padres o tutores”. Y, con relación al abandono - supone una
ruptura definitiva con la escuela-, especialmente, el abandono educativo
temprano, que se da, con mayor frecuencia, en alumnos que no ha completado la
educación secundaria y no han seguido ningún tipo de estudio o formación en las
cuatro últimas semanas de la educación obligatoria (según la Clasificación Internacional
de Educación –CINE-).
Por todo ello, queda claro, que,
cuanto antes, es obligatorio establecer las estrategias globales para ayudarle.
No obstante, las respuestas ante la problemática planteadas con el
absentismo y abandono, requieren un estudio meticuloso que nos llevaría, por un
lado, a un trabajo colegiado entre los diferentes profesionales susceptibles de
intervención a fin de desarrollar acciones en los ámbitos fundamentales de
intervención escolar y, por otro, actuaciones sobre el alumno –evitar
situaciones de riesgo-, así como en su propio contexto personal y familiar.
Desde luego, queda claro, que para llevarlas
a efecto, con resultados positivos, hay hacerlo de una manera coordinada y
teniendo en cuenta al propio alumno y su contexto de integración global; es decir, educativo,
familiar y social.