En infinidad de ocasiones hemos preguntando ¿Cómo estás? Y nos han contestado: ¡Estoy como un reloj?. Esta respuesta tan sencilla encierra un buen mensaje:
"estoy como un reloj implica que el organismo funciona con ritmo, tal como un reloj. Funcionar como un reloj, implica movimiento, ritmo, pero aún más nos da idea de energía, de sentirse bien, en armonía, con salud y bienestar".
Las raíces de los conocimientos sobre los
biorritmos los encontramos en la remota antigüedad. Hasta nuestro tiempo han llegado los tratados de Hipócrates y Avicena,
en los cuales era concedido un valor importante al modo de vida saludable
basado en la alternancia correcta de las fases de actividad y descanso. El
fundador de la escuela moderna de estudio de los ritmos biológicos es el
profesor Franz Halberg. Una significante contribución al estudio de los
biorritmos fue aportada por los científicos rusos: I.M. Séchenov, el V.I.
Vernadsky, I.P. Pavlov, quien contaba que «en la vida de la persona no existe
nada más imperioso que el ritmo».
Es conocido que los cambios periódicos son propios
no sólo del organismo humano, sino también del medio ambiente. Todos los seres vivos en la Tierra, desde las plantas hasta los mamíferos
superiores, se someten a los ritmos biológicos, que dependen de los cambios
rítmicos en el medio exterior (el día
– luz-, la noche –oscuridad-, los
ritmos semanales, mensuales, anuales –estaciones:
primavera, verano, otoño e invierno- las fluctuaciones del campo
electromagnético de la Tierra, etc.).
Según
esta teoría, durante el día nuestro cuerpo se dedica a la actividad (gasto de
energía) y por la noche a descansar, con el sueño si es reparador (recargar la
energía perdida); hace referencia al ritmo circadiano- circadiano-regulado por la glándula
pineal. Es por esto que se establecen unos momentos, al levantarnos de la cama,
por la mañana, si nuestro descanso ha sido regenerador, el cuerpo se activa, y
tiene más energía, al mediodía y parte de la tarde comienza a decaer,
llegando a ser por la noche mínima.
Esta ciencia, la Cronobiología, demuestra que los ritmos del cuerpo (ritmo respiratorio, cardíaco, hormonal, digestivo, alimentación..) están controlados y regulados por nuestro cerebro -glándula pineal-. Desde la glándula pineal, se conforman, no solo los procesos pisicofísicos, también los conductuales para llevarse a cabo nuestra adaptación, en el ritmo de veinticuatro horas, de una manera equilibrada y saludable.
Esta ciencia, la Cronobiología, demuestra que los ritmos del cuerpo (ritmo respiratorio, cardíaco, hormonal, digestivo, alimentación..) están controlados y regulados por nuestro cerebro -glándula pineal-. Desde la glándula pineal, se conforman, no solo los procesos pisicofísicos, también los conductuales para llevarse a cabo nuestra adaptación, en el ritmo de veinticuatro horas, de una manera equilibrada y saludable.
¿A través de él podemos controlar nuestra dieta y peso?
Pero lo más
interesante es lo fundamental que resulta la Cronobiología a la hora de
controlar nuestra alimentación, nuestro peso
y mantenernos.
En el periodo, de
veinticuatro horas, es cuando el organismo va a liberar las hormonas necesarias
para realizar las funciones esenciales cotidianas. Por este motivo es necesario
que adaptemos nuestros hábitos a estos momentos del día para así conseguir
mantener la línea y coincidir con las horas en las que más energía consumimos
para adaptar nuestros hábitos alimenticios. En este sentido es conveniente
reseñar que alimentarse no es sinónimo de nutrirse. Es, por ello, importante saber
el tipo de alimentos debemos ingerir en cada momento del día para cubrir las
necesidades que tiene el organismo en ese preciso instante y así conseguir la
máxima optimización de esos nutrientes, evitando que se acumulen en el
organismo. Por ejemplo:
- A primera hora del día es esencial ingerir alimentos que nos ayuden a aumentar la producción de tirosina, que nos permitirá la activación física e intelectual. Los alimentos que nos pueden ayudar son los alimentos proteico. lácteos, arroz maíz, cereales, pescados, legumbres…
- Por la tarde debemos consumir alimentos que contengan altas dosis de triptófano que promueven la relajación del organismo. Los alimentos que lo contienen son el pavo, los pescados, los lácteos desnatados, el plátano, los huevos, y los cereales integrales.
Pero, en la sociedad moderna los ritmos
biológicos no se correspondan con el ciclo real diario (porque nuestra
actividad vital prácticamente nunca coincide con el día real de luz), lo cual
conlleva a la disonancia del trabajo de los diferentes órganos y los sistemas.
De este modo, la civilización destruye inevitablemente nuestro ritmo natural
biológico, que de una manera
irremediable nos lleva a un grado de tensión que es la causa del desorden
adaptativo en nuestra dieta y peso, y que en muchas ocasiones nos lleva a la
obesidad lo que hace sentirnos en
malestar o enfermos.
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