sábado, 28 de agosto de 2021

LA CRISIS EMOCIONAL: CÓMO SUPERARLA


 Parte primera: Planteamiento del tema.


       Un Ser Humano, una Persona que atraviesa por un estado de crisis, se encuentra en una etapa en el que,  la emoción negativa percibida y sentida, le impide continuar con normalidad el curso de su vida diaria en el entorno familiar, laboral y social en que vive.
Persona "agotada"

        No importa qué tipo de crisis sea, lo que es que el evento que la produce tiene una carga emocional negativa que le implica, un cambio radical en su actividad diaria; en algunas circunstancias, sino se supera adecuadamente, conlleva el riesgo de padecer disfunciones mentales, físicas  y conductuales que afectan muy negativamente no solo a su salud, sino también a la salud de los demás personas con los que conviva, en los niveles anteriormente referenciados; es  por ello, que la crisis tiene un matiz global u holístico y su estudio, análisis y tratamiento nos lleva a contemplar la crisis bajo un paradigma “biopsicosocial” y no solo el “biológico” como se está utilizando para  valorar  y tratar a la persona que presenta alteraciones en el cuerpo que le han obligado a ir al médico, pero que, con frecuencia, tienen su origen en su mente, por esa vivencia emocio- nal negativa del evento al que se enfrenta en sus interrelaciones en su entorno, a los niveles indicados, pero que, en la mayoría de los casos, no se le da importancia.

         Por lo expuesto, hay que utilizar un nuevo paradigma “biopsicosocial” que integra los factores físicos, emocionales, sociales y que se ven reflejados, por tanto, en su proceso salud/enfermedad a nivel individual y social; más en concordancia con la definición de salud dada por la Organización Mundial de la salud (OMS) en 1948: “ Un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.  

        Mientras tanto, lo mejor que podemos hacer, es comprender que no estamos preparados para vivir situaciones de crisis, pues en ningún momento se nos ha enseñado  a gestionar las emociones; luego, nuestro aprendizaje ha sido un mal aprendizaje, incluso para nuestra salud global. Esto implica, que ha sido deficiente o no ha existido por los resultados obtenidos tan negativos pues nos ha hecho dependientes en el sentido de:

·  Creer que nosotros no somos responsables de nuestra salud, son los profesionales de la salud, según el paradigma “biológico”, vigente en esta área.  

·  Luego, sino somos los responsables, por qué tenemos que cuidarla; no obstante nos preocupamos de nuestra salud cuando la perdemos.

·  Hemos pasado a ser la parte pasiva en nuestro proceso de salud/enfermedad. Desde luego, si fuésemos la parte activa, por lo menos hubiésemos escuchado y practicando hábitos saludables, con lo que se estaría dando un paso importante para cuidar nuestra salud a lo largo de nuestra vida. En este sentido, recordemos aquello que dice: “Mas vale prevenir que curar” o “mente sana en cuerpo sano”

·  En la mayoría de los casos, tampoco se resalta que:

-        Las emociones están directamente relacionadas a nuestra supervivencia, por lo que son parte imprescindible de nuestra vida. Pero que si son positivas nos ayudan a adaptarnos a nuestro entorno de una manera positiva y saludable; mientras que si son negativas ocurre todo lo contrario.  Queda claro, que afectan a nuestra y bienestar de una manera positiva o negativa, respectivamente.

-   La energía es tomada como un principio evidente de por sí, propio de la naturaleza existe; al referirnos a  la persona como ser humano vivo, es un “ser energético”, pues el elemento fundamental, por tanto, de su propia naturaleza, “energía vital”. Recordemos que ya en la época Griega, el médico Hipócrates (400 a. C, isla de Cos), reconocido como padre de la medicina, la “energía vital” la identificaba con “pneuma” (palabra griega que inicialmente significa "aliento de vida", "respiración", "espíritu", "alma", “psique”, algo inmaterial, para diferenciarla de lo material o "cuerpo" ( “soma” en griego), e intuía que era el enlace entre cuerpo y la mente-, lo que es de extraordinaria importancia para el conocimiento del ser humano, de su vida, y de su proceso salud/enfermedad. En la actualidad, dentro de la ciencia médica, a través del movimiento psicosomático, en la actualidad psiconeuroinmunología, se considera al ser humano, como una unidad, un ser vivo, configurada por dos abstracciones, la mente y el cuerpo, en íntima relación y armonía, lo que demuestra que los procesos mentales influyen, positiva o negativamente sobre los procesos del cuerpo y a la inversa. Recordar, a este respecto que la materia es energía con forma y que ambos conceptos energía y materia son dos perspectivas de de contemplar la naturaleza, en nuestro caso del Ser Humano, la Persona; es decir, cuando es visible materia con forma y figura (eje. El cuerpo humano) y cuando no es visible, es inmaterial , sin forma (eje. La mente-Psiqui- humana).

-        Además, está configurado por dos abstracciones: La mente (Psiqui) y el cuerpo (soma), cada una de las cuales conllevan realización de ciertos procesos, que necesitan energía, así como cuando tiene que realizar una conducta y actividad que requiere, esfuerzo y, por tanto, gasto de energía.

-      Por el contrario lo que si  se ha resaltado, ha sido a estar pendientes de las noticias, que, desde hace bastante tiempo, aparecen a diario en los medios de comunicación de masas  -prensa, televisión, radio, e internet –páginas web especializadas- que tienen como protagonista a la situación de crisis que vivimos por pandemia viral Covid-19, tanto a nivel individual como colectivo. Ello, nos ha llevado a sentirnos afectados, en mayor o menor medida, por sus consecuencias tan negativas, sobre nuestra salud y calidad de vida, a nivel individual y social, que ha llevado a muchas personas que estén sufriendo una crisis emocional.

-      Por ello, sería de gran ayuda facilitar, las estrategias necesarias con las superar la crisis emocional para que las personas que la sufren puedan, en el menor tiempo posible, de una manera sencilla, natural ayudarse a superarla. Ahora bien, para lograrlo, lo primero que se debe hacer es facilitar la información necesaria sobre los contenidos de dichas estrategias, en un lenguaje claro y sencillo, para que se puedan llevar a la práctica, sin dificultad. Pero, para que eso sea posible, es necesario dar a conocer conceptos que  nos harán reflexionar sobre este tema tan complejo, que se recoge bajo el concepto “crisis emocional”. Dichos conceptos son:

·  A qué llamamos crisis. Es frecuente asociar la idea de crisis con dificultad, riesgo y peligro...En este sentido, el concepto de crisis  aplicado al Ser Humano, a la Persona, tiene el significado emocional negativo, pues en un momento concreto de su vida, se tiene que enfrentar, de manera impostergable, una situación de conflicto de diversa etiología (muerte de un ser querido, separación de la pareja, pérdida del empleo, no superar una prueba de examen, de oposición, competición física; así como violencia física o psíquica, o, por el contrario, nacimiento de un hijo, ser agraciado con un premio extraordinario de lotería o de estar viviendo los efectos negativos que a todos los niveles esta produciendo la pandemia producida por el covid-19, como ocurre en la actualidad, etc.), que le va afectar emocionalmente de una manera muy negativa.

·  A qué llamamos crisis emocional. A un estado temporal en el que nos vemos desbordados a nivel mental a la hora de afrontar una situación de crisis.  

·  La crisis emocional cuándo se produce. La crisis emocional se produce cuando percibimos que las estrategias mentales que utilizamos para afrontarla no son suficientes, por lo que experimentamos insatisfacción y no somos capaces de adaptarnos adecuadamente a la situación que vivimos. Sin embargo, es necesario destacar que no todas las personas  afrontan la crisis de la misma manera, hay diferencias individuales. Una persona es más propensa a sufrir una crisis emocional cuando tiene déficit de ciertas habilidades mentales para afrontarla y, por tanto, tampoco lo hará con el mismo éxito.

·  Al utilizar paradigma “biopsicosocial” podemos distinguir dos grupos de factores: los  bio o físicos, psico o mentales y sociales o externos que intervienen en esa peculiar interrelación entre la persona y la sociedad en que vive que le lleva al malestar. Dichos factores son:

a) Factores internos. Son los que cada uno tiene y de los que van a dependen la conducta adaptativa a las exigencias externas del entorno. En este sentido, existe la variable de cada persona para que, a nivel mental, pueda sentir e interpretar la vivencia emocional del evento para responder dando una respuesta adecuada. Así, mientras unas personas son optimistas y se sienten “esperanzados”, conseguirán hacer frente y conseguir el éxito; otras personas pesimistas, por el contrario, están “desesperanzados” y en esta circunstancia, no pueden dar la respuesta adecuada, a dichas exigencias, y  se ven obligados  ha realizar, para conseguirlo, un sobreesfuerzo, que en muchas ocasiones les hace sentirse “agotados”, expresando, “me siento sin fuerzas ni energía para seguir”.

b) Factores externos. Son los factores que comprenden las circunstancias y acontecimientos del entorno que exigen un esfuerzo inhabitual del organismo para adaptarse a ellos.

Ahora bien, con lo expuesto, en este apartado, es necesario destacar que cuando hablamos de “esfuerzo inhabitual” es un “sobresfuerzo” que para poderlo ejecutar, se necesita que la Persona que lo realiza, esté vivo, con vigor y tenga la “energía necesaria”. No obstante, y por la razón que fuese, no es destacado con claridad, en todos y cada uno de documentos consultados sobre el tema que da título a este documento. Más aún ni aparece que la “energía”,  es el elemento fundamental en la naturaleza humana sin el cual no puede vivir, ni se pueden realizar ningún proceso mental, físico y conductual, ni llevar a cabo actividad y esfuerzo, pero, en el caso que se la tenga no es la suficiente para comunicarse con los demás, con su entorno y menos de hacer esfuerzo alguno, para enfrentarse a la crisis y superar su efectos negativos, lo más saludablemente posible.

Todo lo reseñado hasta ahora, nos llevaría a preguntarnos ¿Pero que relación hay entre la “energía”, la crisis emocional y como superarla? Parte de la respuesta comienza con lo que se ha apuntado anteriormente y lo vamos a seguir retomando el apartado a) de la parte primera: “… Así, mientras unas personas que son optimista y se sienten “esperanzados”, conseguirán hacer frente a la crisis y conseguir el éxito; otras personas, por el contrario, son pesimista y están “desesperanzados” y en esta circunstancia, no pueden dar la respuesta adecuada, a dichas exigencias, lo que les obliga ha realizar, un sobreesfuerzo, que en muchas ocasiones les hace sentirse “agotados”, expresando, “me siento sin fuerzas ni energía para seguir”.

La palabra “agotado” para entenderla mejor, pongo un ejemplo: Una persona se monta en su coche y al ponerlo en marcha, percibe que no arranca, entonces llama a un amigo suyo, especialista mecánico en electricidad del automóvil, y se lo comenta el especialista dice que llegara en 15 minutos, espera, cuando llega se monta en el coche y comprueba en el indicador que efectivamente que “el coche no arranca” y en principio por que la batería no tiene carga, abre  la parte del motor y comprueba que hay un fallo en sistema de carga de la batería;  y mide la energía de la batería y tiene un nivel bajo de carga no suficiente para  arrancar y poner el motor en marcha” y que se lo tiene que llevar al taller.  Pues algo parecido se puede decir de la persona cuando comenta “me siento sin fuerzas ni energía para seguir”; es decir, tiene energía, pero no  las suficientes para seguir; pero además, de este comentario, su vivencia emocional de “desesperanza”, de sentirse en una situación de “malestar general”; es decir, enfermo.

 Desde luego, ha sido tal el esfuerzo realizado mental (vivencia emocional) y corporal (conducta adaptativa) para hacer frente a la situación de crisis en que se encuentra, no solo le ha causado el “agotamiento” físico, también el “agotamiento mental”. Al respecto, desde el conocimiento científico, es necesario traer a colación que el “agotamiento” está recogido como fase tercera del Sindrome General de Adaptación, descrito ya en el año 1936 por el Dr. Hans Seley. Además, dentro de la ciencia médica, a través del movimiento psicosomático, en la actualidad psiconeuroinmunología, se considera al ser humano, como una unidad, un ser vivo, configurada por dos abstracciones, la mente y el cuerpo, en íntima relación y armonía gracias a la “energía vital” que la configura más en concordancia con el paradigma biopsicosocial y con la definición de salud dada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

     Con lo anteriormente expuesto, se resalta la importancia que tiene, a lo largo de nuestra formación académica, la Asignatura Educación para la Salud,  que, por desgracia, creo yo, no se la ha dado y no se la está dando, yo no conozco la causa, lo único que puedo decir, que nos hubiese ayudado a aprender estrategias para gestionar nuestras emociones de un forma positiva y eficaz con las que aprender y practicar hábitos saludables; es decir, como cuidar nuestra salud y el valor que tiene de conservarla no solo desde una perspectiva individual, también a nivel colectivo y social; es decir, de esta manera hubiésemos aprendido que somos la parte activa, no pasiva en nuestro proceso de salud/enfermedad y así, poder vivir todos, tanto, a nivel individual y social de una manera más saludable.

          Antes de terminar esta primera parte, es necesario recordar: Nadie es inmune a vivir y sentir una crisis emocional por acontecimientos altamente estresantes.

      Podemos mejorar, estando mejor preparados emocionalmente para afrontarla aprendiendo estrategias mentales –que se relacionan en la segunda parte de este documento- y, así, por lo menos, reducir el impacto negativo que conlleva en nuestra salud, en nuestras relaciones interpersonales y adaptación a nuestro entorno familiar, educativo, laboral y social.

 Parte segunda: Estrategias.

          Ya creo que podemos, con los datos que ya conocemos, que nos facilitará el aprendizaje y práctica de las estrategias mentales, para superar la crisis emocional. Citaremos las que, a nivel individual, parecen ser las más eficaces, fáciles de aprender y practicar de la manera más sencilla y natural. Antes de citarlas, solo me queda decirte, a ti, apreciado lector, dos cosas muy importantes para conseguir el éxito: una que desde ahora todo depende de que te sientas motivado para aprenderlas y llevarlas a la práctica. Otra, un consejo. si otros que lo han practicando lo han logrado ¿Por qué tú no lo vas ha lograr?

 Estrategias que te pueden ayudar a centrar tu energía en lo que tú puedes hacer son las siguientes:

·       Enfoca tu energía y genera una rutina prestando atención a lo que sí puedes hacer.

·       Elaborar un horario con lo que quieras hacer cada día y tratar de mantenerlo

·       La relajación junto con la respiración facilitará que te concentres y dirijas tu atención a lo esencial.

·       Identifica tus emociones e intenta no alimentarlas ni dejarte llevar por ellas.

·       Mantén tus rutinas de higiene, alimentación y sueño.

·       Intenta añadir momentos de actividad física.

·       Añadir a la rutina momentos de ocio y fomenta tu creatividad.

·      Evita la sobreexposición a la información sobre el evento que te ha producido la crisis emocional

·       Ayuda a los que te rodean y lo necesiten. En este sentido, es grato recordar que “cuando tú ayudas, sientes que te ayudas” 

·       Ayúdate tú, pidiendo ayuda si la necesitas.

·       Mantén el contacto social, con amigos y familiares a través del teléfono fijo o móvil.

Esperando te hayan sido de utilidad para que te sientas mejor y/o si deseas ampliar algún contenido de los expuestos, deja un comentario y el tema que deseas aclarar. No lo dudes que en breve, recibirás contestación.

 


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