Un
lector de mis lecturas me pidió si podía ampliar la lectura que publique, sobre
este mismo tema, en mi blog www.lasaludyelbienestar.com lo que hago ahora,
no solo por complacerle, sino además porque creo que el tema que lleva por
título este trabajo ¿Quieres pasar un otoño saludable? es muy actual y de gran
interés para todos.
No cabe duda de que los cambios estacionales y sus condiciones meteorológicas, tienen gran influencia en nuestro estado de salud. A este respecto es necesario destacar:
· En la antigüedad, ya se tenía muy en cuenta la
Astrología. Más tarde se llegó a fijar que el ser humano era parte inseparable
de su entorno o Cosmos es “un microcosmo en un macrocosmo”. Recordemos que Hipócrates,
celebre médico griego, considerado como padre de la medicina, explicaba la
influencia tan importante que el entorno tiene sobre la salud/enfermedad.
· Actualmente la Cronobiología –estudia los
ritmos-, la Astronomía-Climatología – trata de los Astros y cambios
climatológicos, respectivamente- y la Medicina se encargan de estudiar esta
relación y sus efectos sobre la salud/enfermedad del ser humano, de la persona,
llegando a la conclusión que es muy importante la relación existente entre el
clima, las estaciones del año, la disminución de la
temperatura, pero sobre todo, de las horas de luz, - que afecta a su ritmo circadiano o
ciclo de 24 h y coincide con el ciclo de actividad y descanso–, parece como
si el “ser humano funcionase como un reloj”-, que llegan a alterarle a nivel energético, mental, físico y conductual como
se expondrá más adelante.
Llegado a este punto,
creo que para mejor comprender lo que ocurre, es necesario conocer por qué
ocurre y cómo le afecta. Comencemos a conocer lo que ocurre:
· El ser humano.
El ser humano nace y crece en un mundo formado por el
cielo y la tierra –Universo o Cosmos-, del que forma parte como ya se ha
indicado anteriormente; luego es lógico pensar que cualquier alteración que se
dé en ese entorno será de tipo de energía manifestada en diversidad de formas -
sonora, luminosa, térmica, química, electromagnética, cósmica, terrestre,
rítmica o cíclica, etc.- afectará al ser humano a nivel global. Los expertos en
el tema llegan a decir que se produce por la íntima relación existente entre el
ser humano y el Universo o Cosmos en que vive es de tipo energético, pues ambos
son “entes energéticos”, en ambos la energía es el componente fundamental de su
propia naturaleza y la que facilita todos sus procesos. Llegando incluso a indicar,
que la materia es energía estructurada y que el ser humano es “polvo de
estrellas” (Esta frase, fue enunciada por el
gran científico y pensador Carl Sagan (1934-1996).
De acuerdo con ello, según constatación científica se ha podido confirmar que para la mayoría de la población, el paso del verano al otoño es el trance difícil, pues suele coincidir con el final de las vacaciones, la vuelta a la rutina, la llegada generalizada de bajadas de las temperaturas, y, sobre todo, la disminución de las horas de luz y el cambio de hora que dan lugar a ciertos cambios, aunque sean más o menos pasajeros, según quien lo sufra y que podemos recoger bajo dos aspectos:
· Subjetivos o personales. Destacando, por ser los más frecuentes, agrupados bajo los aspectos que configuran al ser humano, y son los siguientes:
a) Nivel mental. (estado de ánimo o estado mental)
- Nos invade el desánimo.
- Tristeza.
- Irritabilidad.
- Malhumor.
- Desesperanza.
b) A nivel físico:
- Dolor (articular- cuello, espalda, rodillas, oídos y garganta)
- Tos.
- Bronquitis
- Neumonía
c) A nivel conductual: problemas relacionales (familia, amigos, trabajo, aprendizaje, y de adaptación).
d) A nivel energético: pérdida de energía por el esfuerzo realizado para poder adaptarse a los cambios estacionales y climáticos por desajuste de sus ritmos internos que conlleva un agotamiento y alteraciones en sus procesos mentales, físicos y conductuales que le imposibilitan adaptarse e interrelacionase con su entorno de una manera equilibrada y saludable.
Es la propia ciencia
médica, desde la Psiconeuroinmunologia (PNI), la que ya comienza a reconocer
que la enfermedad que no solo se manifiesta con sintomatología física clásica,
dolor, fiebre, etc., también con sintomatología mental – las emociones negativas:
perdidas, miedos, depresión- o por ambas a la vez; es decir, física y mental,
sin olvidar la energía que algunos manifiesta verbalmente: me encuentro
“cansado, “agotado” y otras veces, incidiendo en su entorno: “el invierno me
pone peor de mis dolores”.
Estos
cambios van bajo el DSM-5 de la Asociación Estadounidense de
Psiquiatría, y se definen como cambios de humor recurrentes con inicio estacional.
Además, según el estudio publicado en la
revista British Journal of Nursing dichos cambios están acompañados de una
sensación de falta de energía. En este sentido, algunos psicólogo, caso de
Robert Thayer refiriéndose el estado de
ánimo dice que es una relación entre dos variables: energía y tensión. Según
esta teoría, el estado de ánimo fluctuaría entre un estado energético: de más
energético a más cansado y referido al
grado de nerviosismo, entre más calmado o más tenso, considerándose el mejor un
estado calmado-energético y el peor un estado tenso-cansado..
Según
lo reseñado, se tendría que tener en cuenta el aspecto energético a nivel individual
y a nivel ambiental, pues es, como ya se ha indicado es el factor fundamental y común de ambos y que
hace posible la interrelación entre uno y otro.
A tal respecto, es la ciencia la que indica: sin energía no hay vida, ni actividad,
ni es posible llevar a cabo el ritmo, el ciclo, la interrelación, el esfuerzo,
el trabajo y menos la conducta saludable para la adaptación al medio ambiente. Por
todo ello, se llega a la conclusión siguiente: Si queremos estudiar y analizar
los cambios que se dan en el ser humano, producidos por los cambios en el medio
ambiente en que vive, tales como son los estacionales, climatológicos, lo hemos
de hacer desde un aspecto global u holístico, pero no solo desde los síntomas
que a nivel físico presenta el ser humano como ser vivo y como persona sino
también teniendo en cuenta el entorno en que se encuentra viviendo.
·
Medioambientales. El ser humano nace y
crece en un mundo formado por el cielo y la tierra –Universo o Cosmos-, del que
forma parte; luego, es lógico pensar que cualquier alteración que se dé en ese
entorno será de tipo de energía manifestada en diversidad de formas, sonora,
luminosa, térmica, química, electromagnética, cósmica, terrestre, rítmica o
cíclica, etc. y le afectará. De conformidad con ello, se detallan que cambios ocurren en el medioambiental,
para que la energía varíe y nos afecte a nivel de salud.
Como ya se indico anteriormente, en diversas épocas ya eran relacionados.
Son muchas personas
las que, cuando llega el otoño –primer paso para el período invernal siguen
tristes y, ocasiones con gran desánimo, llegando sus los síntomas a nivel
patológico, son los conocidos como “sensibles a estos cambios climáticos” que
en la actualidad la Organización Mundial de la Salud (OMS) los enmarca como
“afectados por la sensibilidad química múltiple –SQM- o la hipersensibilidad a
los campos electromagnéticos –EHS-”, para los que existe un tratamiento médico
convencional. Los especialistas comienzan a hablar de Trastorno Afectivo
Estacional (TAE). En este sentido, el
Prof. D. Antonio Bulbena, desde 2014 es el
director del Departamento de Psiquiatría y Medicina Legal de la Universitat
Autònoma de Barcelona. responsable del programa de doctorado del mismo
departamento, dijo: “las estaciones,
la meteorología y la luz inciden sobre la salud humana, especialmente la mental”.
Según datos
facilitados por el Observatorio Astronómico Nacional (OAN), los cambios que ocurren en el medioambiental son los siguientes:
·
El otoño llega el miércoles 22 de septiembre y finalizará el 21 de
diciembre, por tanto, la estación durará 89 días y 20 horas
·
El
otoño de 2021 estará marcado algunos cambios astronómicos:
- La
primera luna llena del otoño se verá el 20 de octubre, mientras que las siguientes se producirán 29
o 30 días después: una el 19 de noviembre y otra el 19 de diciembre
- Eclipses:
Ø Parcial
de Luna (visible en España) el 19 de noviembre se producirá visible en
el oeste de Europa y África, América, el Pacífico, Oceanía y Asia; las primeras
fases de dicho eclipse también serán visibles desde España, poco antes de que
comience a amanecer.
Ø
Total de Sol, arrancará al amanecer del 4 de diciembre en
un punto del océano Atlántico -al este de las islas Malvinas (Reino Unido)-
para terminar a las 8:06 minutos en el océano Antártico frente a la Barrera de
hielos Gezt (Antártida), con una duración total del fenómeno de 66 minutos.
Ø
A
lo largo de toda la estación otoñal serán visibles al anochecer los
planetas Mercurio y Marte al amanecer y Venus, Júpiter y Saturno al
anochecer. Mercurio visible en octubre y
noviembre, mientras que Marte se
observará a partir del mes de noviembre.
Ø La primera lluvia de meteoros
importante del otoño, las dracónidas, alcanzará su máximo hacia
el 8 de octubre, las leónidas,
hacia el 17 de noviembre -ocasionalmente también pueden
llegar a ser muy intensas- y las gemínidas,
la más potente del otoño, tendrá su mayor
esplendor alrededor del 14 de diciembre.
Ø
Otro tema a tener en cuenta es el cambio de
hora que se producirá el último domingo de octubre, cuando
a las 3 de la madrugada -hora peninsular- el reloj se retrase una hora para
retomar el horario invernal. Pero, como
todo es un proceso natural y está envuelto en un matiz energético, tenemos que saber
controlarlo para que podamos pasarlo con energía y en un estado de mejor salud
y bienestar, digamos pues: “Al mal tiempo buena cara”, pero no solo con eso
basta, hay que tener en cuenta los siguientes consejos para proteger nuestro
sistema inmunitario, en este período de adaptación puede debilitarse y, para
fortalecerlo y proteger al
organismo de infecciones, hay que seguirlos; detallamos algunos de
ellos que podemos llevar a cabo por cada uno de nosotros y son:
·
No
desatender la protección solar. Los
rayos de sol pueden quemar la piel durante esta época del año.
·
Evitar cambios bruscos de temperatura. Los extremos de temperatura son
perjudiciales en esta época del año.
·
Mantener y reforzar los hábitos de
higiene. En invierno, los virus que causan los resfríos y la gripe
circulan con mayor frecuencia y la tasa de contagio aumenta por el hecho de
estar en ambientes cerrados y mal ventilados.
·
Dormir bien en los cambios de temporada es tan importante como
te imaginas. Robarle horas al sueño y descansar menos de lo necesario afecta
negativamente al funcionamiento de la mente, cuerpo y conducta. Por eso, tienes
que ser consciente que lograrlo depende de ti.
· Adapta tu vestuario En las estaciones de transición como
son la primavera y el otoño es más complicado acertar a la hora de elegir la
ropa del día a día. Esto se debe a la inestabilidad y constante variación de
las temperaturas. Por eso se recomienda vestir por capas -técnica “cebolla”-
para poder
quitar o poner ropa según esas oscilaciones y
poder
mantenerse secos y calientes. Hay que cuidar los puntos débiles al frio, por ejemplo, la garganta, que
es conveniente protegerla con un pañuelo en las primeras horas del día. También
hay que tener en cuenta el calzado a utilizar calzado cerrado en esta época.
· Dieta equilibrada. La llegada
del otoño supone un nuevo cambio de hora y esa característica inestabilidad climatológica
marcada por la lluvia, el viento y la bajada progresiva de las temperaturas. En
esta época apetece disfrutar de comidas
de cuchara calientes y reconfortantes que contribuyen a fortalecer
al organismo para afrontar todos esos cambios; caso de Sopa o legumbres acompañadas
de verduras y una buena ración de proteínas
y te van a ayudar a afrontar el
resto de la jornada con otro talante.
En otoño disponemos de muchos alimentos que aportan
gran variedad de nutrientes: Las setas, las legumbres, los frutos secos
-castaña o la nuez- y la frutas, las más populares del otoño
destaca la manzana junto con la calabaza,
inevitablemente asociada a Halloween, el caqui, la chirimoya, la pera, la
naranja, la mandarina, la frambuesa, la granada y las uvas; asi, las vitaminas
y minerales de las frutas son asimilados.
· Actividad física. La práctica de una actividad
física, andar, natación, tiene que ser moderada y bajo tu control claves para
mejorar tu circulación y aliviar el estrés. Cuando hagas ejercicio al aire
libre también deberás lleva una prenda para evitar enfriarte al finalizar la
actividad.
· Cuidar el estado de ánimo. Los meses de frío representan para muchos
tiempos de tristeza, de depresión, -algunas personas son diagnosticadas con el
denominado TAE- por eso, es importante mantener una actitud y una disposición
mental positiva.
·
Cambio de hora. Uno
de los hitos que marca el otoño, y ante el que muchos comienzan a temblar al
pensar en él, es el cambio de hora que tiene lugar el último domingo de octubre. exactamente
a las 3 a.m., tendremos que retrasar nuestros relojes “mecánicos” una hora
hasta que sean las 2 a.m.
Son
muchas las personas que notan sus efectos - Decaimiento, fatiga, apatía, falta de apetito, problemas de
concentración e irritabilidad pueden ser algunas-, aunque puede variar la
intensidad con que cada una lo percibe. Aceptar estas sensaciones, en vez de
intentar luchar en vano, hará que el propio cuerpo se regule ante ellas; pero
de no notar mejoría en unos días, consulta
a tu médico. Él será el responsable de valorar tu estado general y
prescribirte algún fármaco.
Con el deseo que lo leas y te sea de ayuda para que puedas vivir el otoño con alegría, salud y bienestar, lo he escrito.
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